martes, 25 de mayo de 2010

EL ESPIRITU SANTO















En la teología cristiana, el Espíritu Santo —o equivalentes como son, entre otros, Espíritu de Dios, Espíritu de verdad o Paráclito (del griego parakletos: aquel que es invocado)— es una expresión bíblica que se refiere a una compleja noción teológica a través de la cual se describe una "realidad espiritual" suprema, que ha sufrido múltiples interpretaciones en las diferentes confesiones cristianas y escuelas teológicas.





De esta realidad espiritual se habla en muchos pasajes de la Biblia, con las expresiones citadas, sin que se dé una definición única. Esto fue el motivo de una serie de controversias que se produjeron principalmente a lo largo de tres periodos históricos: el siglo IV como siglo trinitario por excelencia, las crisis cismáticas de oriente y occidente acaecidas entre los siglos IX y XI y, por último, las distintas revisiones doctrinales nacidas de la reforma protestante.

En torno a la naturaleza del Espíritu Santo se sostienen básicamente cuatro interpretaciones:

Según las interpretaciones de carácter modalista, el Espíritu Santo es una fuerza o cualidad divina al modo de la sabiduría, la belleza, el amor o la bondad. El unitarismo, si bien guarda diferencias teológicas básicas con el modalismo, comparte esta visión de un Espíritu Santo impersonal que actúa siendo el Poder o Fuerza Activa de Dios. En cualquier caso, ambas corrientes comparten la visión de que el Espíritu Santo no es "algo" sino alguien.
Según las interpretaciones de carácter arriano, el Espíritu Santo es una entidad espiritual o naturaleza angélica de carácter excelso, muy cercana a la divinidad, pero diferente a ella por su condición de criatura.
Según las interpretaciones de carácter triteísta el Espíritu Santo es otro Dios, quizá de carácter inferior al Dios principal, pero que comparte con él la cualidad de ser increado.
Las interpretaciones de carácter trinitario consideran al Espíritu Santo como una persona divina, noción con la que se asume la divinidad del Espíritu Santo, manteniendo, sin embargo, la unicidad del principio divino. Esta es la doctrina del cristianismo católico, del cristianismo ortodoxo y de algunas denominaciones protestantes.
Sobre la procedencia del Espíritu Santo, existe cierta unanimidad entre las diferentes confesiones cristianas. A excepción de la interpretación triteísta, que asume al Espíritu Santo como un ser increado e independiente de Dios, las otras tres interpretaciones consideran que procede de Dios, aunque se diferencian en la forma. En el modalismo, procede como fuerza, en el arrianismo como criatura y en el trinitarismo como persona. El trinitarismo aborda, además, una cuestión adicional propia de su marco teológico. Distingue entre la procedencia del Padre y la procedencia del Hijo, cuestión conocida como cláusula filioque.

En lo referente a las cualidades del Espíritu Santo, los teólogos cristianos asumen que es portador de dones sobrenaturales muy diversos que pueden transmitirse al hombre por su mediación. Si bien la enumeración de los dones puede variar de unos autores a otros y entre distintas confesiones, existe un amplio consenso en cuanto a su excelencia y magnanimidad.

La mayor parte de las iglesias cristianas, y entre ellas las principales, se declaran trinitarias. Existen también iglesias no trinitarias que confiesan alguna de las otras modalidades interpretativas.



El pneuma divino
El vocablo «espíritu» traduce el griego «πνευμα» (pneuma) y el hebreo «ruaj». Se trata de una traducción incompleta ya que «ruaj» y «pneuma» también se traducen como «aire» (ej: pneumático). Aire y espíritu son cosas distintas para nosotros pero aparecían relacionadas en el griego y el hebreo antiguos. Lo que actualmente es una doble acepción era en esos idiomas una identidad de conceptos.
Existen dos grandes clases de teologías sobre el Espíritu Santo: las que resaltan el aspecto «aire» y la que resaltan el aspecto «espíritu». Dichas teologías coinciden a grandes rasgos con la judía[20] y la cristiana.
Bibliografía: Rodríguez Carmona: op. cit. pp. 347-351 ; Mateo Seco: op. cit. pp. 21-22 ; Reina Valera. Nota al pie de Ezequiel 2,2
Los dones [editar]En el judaísmo y el cristianismo se cree que el Espíritu Santo puede acercarse al alma y transmitirle ciertas disposiciones que la perfeccionan. Estos hábitos se conocen como los «dones del Espíritu Santo». La relación de dones varía entre las diferentes denominaciones cristianas. La teología católica y la ortodoxa reconocen siete dones pues siguen tradicionalmente la cita de Isaías. A continuación se enumeran estos siete dones con una somera descripción.
Temor de Dios
Sabiduría
Entendimiento
Consejo
Piedad
Fortaleza
Ciencia
A unos Dios les da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo Espíritu, palabra de conocimiento; a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos; a otros, poderes milagrosos; a otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas. (1 Co 12:8-10)